Vuelve el final de curso y con él los exámenes. Como ya te aconsejaba el año pasado por estas fechas, antes de examinarte deberías examinar tu alimentación. Quizás estás cometiendo errores que, en lugar de hacerte estar más concentrado en el estudio, están disminuyendo tus capacidades y con ellas tus posibilidades de que este final de curso sea todo un éxito.
¿Quieres que repasemos algunos?
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Cuando exigimos el máximo a nuestro organismo, ya sea a nivel físico o intelectual, qué menos que darle a cambio la mejor nutrición.
Hay errores que pueden comprometer nuestra capacidad de concentración, nuestra memoria e incluso condicionar la disciplina que necesitamos para dedicar largas horas al estudio... ¡No los cometas!
Por ejemplo...
1. Evitar la yema del huevo
Si sigues este blog, ya te habrás dado cuenta de que soy una ferviente defensora del huevo. Aquí te expliqué por qué el huevo no es tan malo para nuestros niveles de colesterol como nos lo pintan y en estos dos artículos conocimos doce curiosidades sobre este extraordinario alimento.
A nadie se le escapa que en la nutrición también hay, como en la moda, "tendencias" y que ahora mismo son las proteínas las reinas del baile. De ahí que las "tortillas de claras" estén a la orden del día como alimento saludable. Pero ¿hacemos bien en despreciar las yemas? Yo soy la primera que a las tortillas o revueltos te aconsejo añadir una clara más cuando la dieta necesita ese aporte extra de proteína, pero añadirla al huevo completo.
Si estás estudiando, ten en cuenta que la yema contiene colina y, según estudios publicados en el American Journal of Clinical Nutrition, los adultos que recibieron una dieta más rica en colina, obtuvieron mejores resultados en los tests de memoria oral y visual y todas las investigaciones apuntan a que este nutriente puede hacer que tengamos menos propensión a sufrir deterioros cognitivos con la edad.
2. De pescado, sólo atún
Me ocurre mucho en consulta. A la pregunta de si consume pescado habitualmente, una respuesta bastante común es "de pescado, sólo atún de lata". Quizás no sea que le desagraden otros pescados, pues cuando salen a comer fuera saben disfrutar de una "viejita guisada" o un buen "cherne a la espalda", pero en casa solemos ir a lo cómodo ¿verdad?
Pues bien, a pesar de que el atún, como pescado azul, es rico en omega 3 con todos los beneficios que esto conlleva, tampoco conviene excedernos en su consumo para evitar una ingesta excesiva del mercurio que acumulan los ejemplares grandes de estos animales (no sabemos como era de grande el atún que viene en lata ¿verdad?).
Sabéis que odio ser alarmista y desde luego no pretendo que dejéis de consumir atún. Tened en cuenta que para llegar a intoxicarnos con mercurio, deberíamos consumir mucha más cantidad de pescado de lo normal y, además, que se tratara de las especies grandes en las que se acumula este metal pesado como el atún rojo. Si comemos pescado unas 4 veces por semana alternando el atún con especies más pequeñas como sardinas, caballas, chicharros,..., también ricas en omega 3, y pescado blanco, no tendremos absolutamente ningún problema.
Bueno y ¿en cuanto al estudio? Pues en la Universidad del Sur de Florida han observado, después de hacer pruebas cognitivas a un numeroso grupo de ejecutivos de mediana edad, que los peores resultados se correspondían con mayores niveles de mercurio en sangre, que además se relacionaba directamente con un excesivo consumo de pescados grandes. La riqueza en omega 3 no era por tanto capaz de contrarrestar los perjuicios que ocasionaba el metal pesado en la función cerebral, como en un principio creían los científicos.
3. Pensar "¡¡Necesito algo dulce!!"
Cuando el ánimo decae porque esos dos trenes que salieron de Barcelona y Madrid nunca se encuentran según nuestros cálculos, o confundimos los enrevesados pensamientos de Nietzsche con los no más claros de Kant (eso es culpa, como dijo aquella Miss, de Confucio, que inventó la "confución")... Cuando, como decía, la mente parece que no nos da para más, sólo nos queda espacio en ella para un pensamiento: necesito algo dulce.
Ya rebatimos aquí y aquí ese mito de que "el cerebro necesita que tomemos azúcar para funcionar" y, no sólo eso, entre otros muchos estudios sobre el tema, los realizados en la Universidad de California concluyen que "una dieta rica en azúcares sabotea el aprendizaje y la memoria además de hacer que el cerebro trabaje más despacio". Párate a pensarlo: después de un atracón de dulces, ¿te sientes más alerta y te concentras más o tu mente entra, una vez perdida la euforia transitoria por la subida de glucosa en sangre, en un estado de sopor que te dificulta cualquier actividad intelectual?
Cuando te bloquees estudiando, lo dulce no es la solución: levántate y camina un poco (puedes aprovechar para alegrar a tu perro y darle una vuelta a la manzana, que el pobre no entiende tu reciente obsesión por permanecer quieto en una silla observando papeles...), bebe un gran vaso de agua y, si verdaderamente necesitas comer algo, decántate por unos frutos secos (los omega 3 pueden contrarrestar algo los perjuicios del azúcar sobre la mente), un yogur desnatado o unas lonchas de jamón; te suministrarán energía gradualmente y ayudarán a que aquellos trenes se encuentren por fin ;).
4. Dejar que tu madre te "ayude"
"Pobre hijo mío, todo el día metido en esa habitación estudiando", pensaba la madre, "Claro que, no puedo decirle que descanse, que igual me toma la palabra,... suspenderá, dejará los estudios, y de ahí a terminar siendo un delicuente y acabar en la cárcel ¡¡va un paso!!..." (Si esto te suena exagerado es que no eres madre... La mayoría de las madres somos únicas ideando catástrofes que afectan a nuestros hijos a la menor oportunidad...).
"Pequeño tentempié" para animar al estudiante |
Estarás pensando en el azúcar (se ve que esa madre, muy mal hecho, no lee este blog) y tienes razón, pero, además, las grasas poco saludables que abundan en estos alimentos (grasas saturadas y, sobre todo, grasas trans), no solo dañan el corazón, sino también el cerebro. En la revista Neurology se ha publicado un estudio que muestra cómo los adultos mayores que habían consumido habitualmente dietas altas en grasas trans, presentaban menores habilidades cognitivas y cerebros de menor tamaño que los que prescindían de ellas. Estos aperitivos poco saludables consumidos más de 3 veces por semana se ha demostrado, según publica la revista Nutrients, que causan pérdida de memoria y dificultad para permanecer alerta y concentrarse.
5. Compensar la falta de tiempo para estudiar con comida rápida
La comida rápida o comida basura no sólo nos provocará exceso de peso, sino también de holgazanería. Sí, como lo oyes, no es que el sobrepeso nos vuelva perezosos, más bien el tipo de comida que nos conduce al sobrepeso es lo que nos va a causar por sí misma desgana y cansancio.
Las ratas que comían bien eran mucho menos "perezosas" |
Tras seis meses con esta dieta, vieron que las ratas del segundo grupo, además de un evidente sobrepeso, presentaban un nivel de actividad mucho menor que sus compañeras alimentadas de forma más natural. Además, esta "pereza" de las ratas comenzaba a aparecer antes que el sobrepeso, de donde se deduce que era la comida lo que se las causaba y no consecuencia del exceso de peso en sí.
Por tanto, si quieres que no te invada la pereza (bastante duro es ya de por sí pasar horas estudiando), nada de alimentos procesados: fruta, verdura, huevos (con toda la colina de su yema), carnes magras y muchos omega 3 (aunque no todos en forma de atún), harán que, una vez más, superes con éxito esta etapa de exámenes y puedas disfrutar de un maravilloso verano.
¡¡¡Ánimo y mucha suerte!!!
2 comentarios :
¡Qué bueno es recibir cada semana las entradas de tu blog!
Gracias Cristina, por enseñarnos sobre hábitos de nutrición.
No somos conscientes de todos los errores que cometemos... ...y claro, luego no entendemos el malestar y el sobrepeso... ...porque "si comemos bien", "sólo nos salimos de vez en cuando".
:)
Contigo se nos acabó la excusa del desconocimiento jeje
Gracias
BUENISIMOS LOS CONSEJOS!!! gracias!
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