Conseguir nuestros objetivos en cualquier campo de la vida es duro, pero dejarnos llevar por la corriente y nunca lograrlos también. Quizás esteis pensando que no tengo razón, que lo fácil es, dejarse llevar, no tener que esforzarse,... pero puede que no me haya explicado bien: lo duro es vivir con sus consecuencias.
¿Aún no me explico?
Desde pequeños nos han repetido "Quien algo quiere, algo le cuesta" para que vayamos aprendiendo que la vida no es fácil y los objetivos no se regalan. Por eso, ante el esfuerzo de tener que estar siempre luchando por alcanzar unas metas muchos han decidido simplemente olvidarse de ellas y seguir instalados en una "zona de confort" donde nada se les exige porque tampoco aspiran a nada... ¿No te parece triste?
No te estoy diciendo que esta lucha tenga que ser sufrimiento, también se disfruta del camino cuando tienes claro tu objetivo y cada pasito hacia adelante lo podemos (de hecho lo debemos) ir celebrando sin esperar a llegar a la meta.
Cuando lo que tratamos es de conseguir un peso saludable, la lista de excusas para no someterse a un duro (lo reconozco) cambio de hábitos se hace interminable. Seguro que te suenan frases como "Ya trabajo demasiado para hacer más sacrificios...", " No puedo adelgazar, me cambió el metabolismo al tener hijos...", "Vengo de una familia de obesos...", "Nadie me apoya cuando empiezo una dieta..." y, el más repetido, "¡No tengo tiempo!",...
Pero, ¿nunca te has parado a pensar que por renunciar a tus objetivos también tienes que pagar un precio?
Es duro estudiar, pero también poder optar solo a trabajos sin cualificación; es duro entrenar, pero también renunciar a practicar tu deporte favorito con los mejores; es duro criar a un hijo, pero también perderte la innumerable cantidad de satisfacciones que da el ser madre...
Hablando de nutrición, ¿no te parece que vivir con exceso de peso también es duro? ¿No es duro levantarse cada día con dolores, que nuestras rodillas se resientan tras un corto paseo, que nos tengamos que limitar a mirar en el escaparate ese vestido que adoramos, que suframos cada vez que vemos cómo se acerca el temido momento de ponerse en bañador, que nos cueste abrocharnos los zapatos, que sentarnos en el suelo a jugar con los niños suponga una odisea a la hora de levantarnos (para regocijo de ellos...) o que nos encuentremos a un viejo amigo y no nos reconozca debajo de esa capa de grasa que hemos acumulado simplemente por años de olvidarnos de nosotros y de lo que es mejor para nosotros?
¿Prefieres cerrar los ojos ante esos pequeños (o grandes) inconvenientes de cada día antes que cambiar ese "dolor inútil" por un "dolor con resultado positivo"? Y date cuenta que aún no hemos tocado el tema de la salud. La obesidad se relaciona directamente con enfermedades como diabetes, patologías cardiovasculares, ictus, hernias, e incluso algunos tipos de cáncer como los de mama y colon, entre otras. Pues, en muchas ocasiones, ni sabiendo esto somos capaces de salir de ese mar de excusas en el que nos encontramos inmersos y buscar una solución.
Entra en el círculo virtuoso
Siempre hablamos de los círculos viciosos y de lo fácil que es caer en ellos y los difícil que es salir. Con el círculo virtuoso de la pérdida de peso verás que es lo contrario: reconozco que te puede costar un poco (o algo más que un poco) entrar en él y está claro que es muy sencillo salir pero, ¿sabes lo que pasará? Que una vez estés dentro, ¡no vas a querer salir!
Lo primero que vas a sentir al ordenar tu alimentación es un aumento de energía; simplemente te vas a "sentir mejor". Esta sensación hará que también tu estado de ánimo suba, y ello que aumentes la actividad física que realizabas. Las mejoras en aspecto, estado de ánimo y estado físico no harán sino potenciarse unas a otras; ya estarás dentro del círculo. ¿Crees que alguien quiere salir?
No siempre estaremos motivados
Está claro que, aún cuando empecemos a cambiar nuestros hábitos con toda la ilusión del mundo, la motivación no puede mantenerse siempre constante. Hay días en que el niño nos ha tenido la noche en vela, esa "nueva columna" del garaje nos deja un recuerdo en el coche, el jefe está especialmente quisquilloso,... Millones de pequeñas cosas diarias pueden hacer que nuestro ánimo decaiga y tengamos la tentación de volver a sumergirnos en el cómodo mar de la desidia...
Pero ¡no! Es ahora cuando tienes que tener claros tus objetivos y las consecuencias de abandonar tu lucha: sufrir de nuevo el "dolor del sobrepeso" y renunciar a conseguir ese nuevo yo más sano y lleno de energía con el que has soñado. ¡Nunca abandones!
Tienes la oportunidad de elegir tu camino
Como siempre, todo queda en tus manos. Los caminos son duros en uno u otro sentido; eres tú quien debe elegir y es fabuloso poder elegir.
Dedica un tiempo del día de hoy a sentarte tranquilo con un papel y un lápiz (verás que escribiendo todo queda más claro) y a pensar en eso que desearías conseguir si todo fuera posible (porque, convéncete, ¡todo es posible!). Escribe una lista del dolor que te causaría luchar por ello y otra del dolor que te está causando no tenerlo. Y ahora... elige.
3 comentarios :
GUAU... Qué motivante y cuánta verdad encuentro en este artículo.
Felicidades Cristina y muchísimas gracias por animarnos a conseguir cosas que nos reportarán energía, alegría, salud y bienestar.
Me alegro que leerme te anime a cuidarte aún más Ana! ;)
Mas de alguien lo leera, pero los demas solo pondran le gusta, sin ni si quiera hecharle un vistazo, vamos amigos ahora es cuando...
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