Para mí es una satisfacción cuando os puedo decir en consulta que habéis conseguido el objetivo que nos propusimos y que pasáis a la etapa de mantenimiento. Y, aunque os veo contentos, también un poco asustados porque es ahora cuando vais a empezar a caminar sin el apoyo semanal o quincenal de las consultas y depende de que apliquéis bien lo que habéis aprendido durante estos meses el mantener los resultados que tanto os ha costado conseguir.
¿Repasamos algunas ideas fundamentales para esta etapa?
A finales de junio acudió a mí una chica de 37 años a la que en este artículo llamaremos Paula. Había pasado un año complicado en lo profesional y en lo personal, ello había hecho que se abandonara un poco y, como consecuencia, había acumulado algunos kilos de los que quería deshacerse de forma sana y duradera. En otras épocas de su vida había llevado a cabo dietas bastante restrictivas que, si bien le hicieron adelgazar en relativamente poco tiempo, también le llevaron a recuperar con creces el peso perdido en aún menos tiempo del que le llevó perderlo.
En 3 meses, Paula ha conseguido perder casi 8 kg y alcanzar un nivel óptimo de índice de masa corporal y una proporción de grasa dentro de los niveles saludables. Poco ha poco se ha animado a volver a hacer ejercicio y ha ido adquiriendo hábitos saludables que le han ayudado en todo el proceso. Hemos decidido pasar a la fase de mantenimiento, en la cual seguirá unas recomendaciones generales y vendrá a revisión una vez al mes.
¿Cuáles son las principales pautas que debe seguir Paula para no recuperar el peso perdido?
- El agua, esencial
Hemos adquirido unas rutinas o hábitos con respecto al agua que deben acompañarnos ya para siempre. Nuestro vaso de agua en ayunas, la infusión antes de dormir y los dos litros de agua repartidos a lo largo del día nos ayudarán a mantenernos hidratados, eliminar toxinas y mantener el hambre a raya. Da preferencia al agua antes que cualquier otra bebida y recuerda que si en invierno se te hace más difícil consumirla, los caldos y las infusiones sirven para completar esos dos litros de líquido diarios.
2. Salta cuanto quieras, pero no las comidas
Muchas veces hemos hablado en este blog de la importancia de hacer 5 comidas al día y es algo a lo que casi ninguno de vosotros estáis acostumbrados cuando venís por primera vez a consulta. A lo largo de estos meses, Paula se ha habituado a ello y, lo que es más importante, se ha organizado para que no sea complicado en su día a día. Por ejemplo, si va a estar fuera de casa lleva siempre algún tentempié en el bolso como frutos secos, unos palitos de zanahoria o una manzana, de manera que nunca pasan más de 4 horas sin que tome algo. El problema es que sus hijos ya conocen esta costumbre, y me cuenta que debe revisar su suministro de frutos secos antes de salir no vaya a ser que algún "ratoncito" haya pasado ya por su bolso ;).
3. Los cereales, integrales y con mesura
Hemos llegado al peso deseado y tomamos de todos los grupos de alimentos, pero sin dejar de lado cuáles y en qué cantidad nos convienen. Paula ya ha aprendido que es más sano lo integral y que, aunque aporta las mismas calorías que el cereal refinado, es más rico en vitaminas y minerales y, sobre todo, en fibra que hará que disminuya la velocidad con que el azúcar pasa a la sangre (índice glucémico). También domina ya Paula las raciones y frecuencia con que debe incluir estos alimentos en su dieta si no quiere volver a acumular peso.
4. No comas "de todo" y aprende a compensar
Como dijimos en uno de los primeros artículos de este blog, no sólo no hay que comer de todo, sino que el consumo de alimentos como la bollería industrial, las comidas preparadas, los aperitivos fritos, las bebidas azucaradas y las golosinas es, además de totalmente prescindible, desaconsejable también aunque hayamos alcanzado el peso deseado. Si hemos conseguido eliminar la adicción a estos acumuladores de grasas durante los meses de adelgazamiento ¿necesitamos volver a caer en sus redes de nuevo?
Aún así, habrá ocasiones en que nos apetezca probar la tarta de cumpleaños o tomar una pizza con los amigos ¿Debemos renunciar a todo? De ninguna manera, nuestra amiga Paula ya sabe cómo compensar estas veces en que se da algún capricho de forma que no influya en su peso.
5. ¡Muévete!
Y no sólo me refiero a que vuelvas al gimnasio o a practicar ese deporte que te encantaba y abandonaste tras tener a tus hijos. Paula elige las escaleras antes que los ascensores, deja el coche aparcado y va a pie cuando es posible, realiza las tareas de casa a buen ritmo y con música para que le sirvan de ejercicio y, siempre que puede, juega con sus hijos al aire libre. Cada uno idea y elige cómo hacer su vida más activa y desterrar para siempre el sedentarismo y el aburrimiento, que, en mi opinión, son algunos de los principales culpables de la epidemia de obesidad que azota a la sociedad moderna.
Por último, y como consejo final, te diría que no rompas del todo el contacto con tu nutricionista. En mi caso, sabéis que os aconsejo volver una vez al mes hasta que queráis y que en todo momento estoy a vuestra disposición para resolver dudas o comentar problemas. ¡Seguid contando conmigo!
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