Si has subido algún kilo y no crees que tu dietista quede muy convencido con la teoría que defiende el profesor de Marketing y Psicología Fitzsimons sobre el "cumplimiento indirecto del objetivo", este mismo investigador de los porqués de la conducta humana nos da otra opción para excusarnos del incumplimiento de nuestra dieta que, por otra parte, usamos bastante a menudo para escapar de cualquier problema: echar la culpa a otro.
Y ¿quién es el involuntario causante de que nuestro "esfuerzo nutricional" se vaya al traste después de toda una semana de sacrificios? Pues nada más y nada menos que la camarera que nos atiende en el restaurante.
¿Quieres saber por qué?
Ya hemos visto que puede que nos veamos condicionados por el contenido de la carta de un restaurante a la hora de elegir nuestro menú. Así, según el profesor Fitzsimons de la Universidad de Duke en Estados Unidos, la presencia en la carta de una opción saludable hará que, por lo que él ha denominado el "principio del cumplimiento indirecto del objetivo", nos decidamos precisamente por el plato menos saludable.
Pero no queda ahí la cosa, porque aún hizo otro estudio este investigador sobre el mismo tema. En este caso, se trató de comprobar la influencia que tenía el físico de la camarera sobre el menú que elegían los comensales y los resultados, al menos a mí, me resultaron curiosos porque no fueron los que esperaba.
Los resultados de este experimento realizado con 381 estudiantes apuntaron a que aquellos que estaban a dieta tendían a elegir comida menos saludable y en mayor cantidad si la camarera que les servía tenía sobrepeso. En cambio, los sujetos que no estaban a dieta comían más si la camarera era delgada. También se tuvo en cuenta si atendían o no a las recomendaciones de la camarera, viendo que, del total de estudiantes a dieta, el 59% eligieron la opción del menú que les recomendó la camarera con sobrepeso y sólo el 37% hicieron caso a las recomendaciones de la camarera delgada.
Fitzsimons y su equipo lo explicaron de la siguiente manera: "Creemos que la razón subyacente tiene que ver con la identificación personal con la forma física del camarero". Según esto, los estudiantes que estaban a dieta se identificaban con la camarera con sobrepeso y hacían caso a sus recomendaciones tanto si eran las más saludables como si no lo eran en absoluto y, además, comían más cantidad.
Y yo me pregunto...¿no sería más lógico que pensaran que una persona con sobrepeso no iba a elegir la opción más saludable? y, aunque es cierto que sólo por el físico no se puede saber si alguien come bien o no, ¿por qué no hacer caso a la camarera delgada que teóricamente podía dar la impresión de cuidarse mejor y saber lo que conviene o no comer? Pero lo cierto es que los resultados fueron esos y lo que viene a decir Fitzsimons es que nos identificamos con el que es más similar a nosotros y tendemos por tanto a confiar más en él.
Según estos experimentos, lo peor que podría pasar si estamos a dieta y salimos a comer a un restaurante es que en la carta figure un plato sano y nos atienda una camarera con sobrepeso, que además nos aconseje un plato poco saludable... No nos salvaremos de volver con algún kilo de más pero, eso sí, libres de culpa y con nuestra conciencia bien tranquila, pues según los investigadores es el subconsciente el que nos juega estas malas pasadas... ¡¡Y nosotros creyendo que era falta de fuerza de voluntad!! ;)
Por cierto, una pregunta para vosotros a raíz de estos estudios: si quisiérais bajar de peso, ¿confiaríais más en los consejos de un nutricionista con sobrepeso?
1 comentario :
Me encanta el profesor Fitzsimons ese!!! Es un genio! La culpa siempre es de alguien más, eso está claro. Seguro que tiene escrito por ahí algún bestseller tipo "Libro de las excusas"....
Ah! Y yo confiaría más en una nutricionista delgada, claro... q hay q predicar con el ejemplo!
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