Asma: "hambre de aire"


Hoy, Día Mundial del Asma, sería positivo que conociéramos un poco más de esta enfermedad cuya prevalencia va en aumento en el mundo desarrollado y a la que a veces no se le da la importancia que tiene. Puede que desde la alimentación también podamos hacer algo que ayude a su prevención y a la mejora de sus síntomas, que incluyen dificultad para respirar, tos, sibilancias y sensación de opresión en el pecho
¿Lo vemos?



El asma es una enfermedad inflamatoria crónica en la que se produce un estrechamiento de las vías aéreas por "hiperreactividad bronquial", es decir por una reacción exagerada de los bronquios frente a diversos estímulos que actúan como desencadenantes de las crisis asmáticas (contaminación , tabaco, ejercicio, alérgenos,...)


El problema es que muchas veces los asmáticos no saben que los son ni se consideran enfermos, porque confunden sus síntomas con un resfriado o creen que son consecuencia del tabaco. Por ello, el asma  es una enfermedad infradiagnosticada, con lo que aumenta su morbilidad y mortalidad al no ser tratada adecuadamente. En España no estamos muy concienciados de la importancia de su temprano diagnóstico y tratamiento; baste decir que entre nosotros se producen  más muertes derivadas de esta patología que en Reino Unido, siendo este el país europeo con mayor prevalencia de la enfermedad.

Prevalencia del asma clínico
Fuente: Medwave 2007

Las estadísticas nos muestran que el asma afecta a un 5% de los adultos y a unos 12 de cada 100 niños en el mundo. De todos estos enfermos, aproximadamente la mitad ignoran que lo son y no reciben tratamiento. De los diagnosticados, se cree que aproximadamente una cuarta parte no sigue el tratamiento pautado por el médico y de los que se tratan, la mitad no están bien controlados. Por otra parte, la relación directamente proporcional observada entre el desarrollo urbanístico y la prevalencia del asma, hace augurar un continuo aumento de los casos de esta enfermedad en los próximos años.

Todo asmático, incluso el niño, debe ser formado por profesionales sanitarios en un programa de autocuidados, ya que la participación activa del enfermo en el manejo de su propia patología es un factor clave para conseguir el control del asma. Aquí es donde puede entrar en juego la nutrición, ya que además de enseñarles el manejo de las crisis, cómo usar cámaras e inhaladores y la forma de evitar factores desencadenantes, hay que concienciarles de que una buena alimentación también contribuye a mejorar su calidad de vida como paciente asmático.
Uso correcto de los inhaladores
Fuente: Centro de Información del Medicamento de Cataluña

Una proporción importante de los procesos asmáticos, los relacionados con el asma extrínseca, tienen como causa la alergia a distintas sustancias (ácaros del polvo,epitelio de animales domésticos, esporas de hongos microscópicos, polen de plantas, etc). Sin embargo, son la minoría los casos en que el asma está producida por alimentos y suele darse casi exclusivamente en el caso de niños pequeños. Los padres deben entonces identificar el o los alimentos que parecen desencadenar las crisis asmáticas y comunicarlo a su pediatra para realizar las pertinentes pruebas de alergia. 

Varios estudios, entre ellos uno español desarrollado en el Servicio de Alergia del Hospital Universitario de Valladolid, abogan por mantener la lactancia materna como único aporte alimenticio al niño hasta los 6 meses con el fin de favorecer el sistema inmunitario, al observar mayor incidencia de desarrollo de asma alérgica en aquellos niños en que los cereales fueron introducidos antes de esta edad. Es conveniente introducir siempre los alimentos tras el periodo de lactancia en el orden indicado por el pediatra: primero los menos alergénicos como arroz, vegetales y carne y por último los que más riesgo presentan de producir alergias como huevos, pescado, fresas,... 
Uso correcto de la cámara de inhalación
Fuente: Centro de Información del Medicamento de Cataluña

¿Qué puede hacer la alimentación por el paciente asmático?

Los neumólogos  destacan como uno de los factores que favorecen el aumento de la prevalencia del asma en el mundo actual el cambio en la forma de alimentarse, dejando de lado las frutas y verduras frescas y decantándose hacia los alimentos procesados, enlatados o precocinados, que vienen cargados de conservantes y aditivos.


Las frutas y verduras actúan como antioxidantes naturales aumentando la inmunidad del paciente y favoreciendo su reacción frente a estímulos desencadenantes de las crisis de asma como las infecciones respiratorias.  Así , al aumentar el consumo de frutas y verduras frescas, reducimos el estrés al que se ven sometidas las vías respiratorias cuando el sistema inmune reacciona contra bacterias, virus o alérgenos.



Es importante saber que los aditivos de los alimentos actúan a veces como desencadenantes de los procesos asmáticos. Este es el caso por ejemplo de los sulfitos, que podemos encontrar como conservante en fruta desecada y glaseada, gelatinas y mermeladas de frutas,  bebidas como zumos, vino y cervezas, sucedáneos de carne y pescado, embutidos, crustáceos frescos, congelados y cocidos y patatas procesadas.. A cualquier persona beneficia más el consumo de productos frescos que elaborados y tanto o  más al asmático, al que la hiperreacción a cualquier aditivo puede provocar una crisis de asma.



El producto estrella que mayores beneficios aporta al paciente asmático al ser la suya una enfermedad inflamatoria crónica son los ácidos grasos omega 3, precisamente por sus propiedades antiinflamatorias. 

Como vimos en una entrada anterior, es necesario mejorar la proporción omega 3/omega 6  que consumimos para poder responder de manera óptima  ante los procesos inflamatorios del organismo. La alimentación actual inclina la balanza hacia un exceso de omega 6, que se ha identificado como proinflamatorio en muchos estudios.Por el contrario, investigadores de Louisiana descubrieron en el año 2000, siendo corroborados por numerosos estudios posteriores, que los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) se transforman en "potentes señales lípidas anti-inflamatorias" llamadas protectinas y resolvinas que actúan eficazmente contra la inflamación.


 ¿Qué podemos hacer entonces para ayudar a nuestro organismo a luchar contra la inflamación de la mucosa bronquial que se produce durante un proceso asmático? Aumentar el consumo de fuentes de omega 3 como pescado azul (caballa, sardina, atún, salmón,...); seremos un poco más prudentes con los frutos secos y las semillas por ser más alergénicos, pero lo normal es que no exista impedimento para su consumo. 



También se está estudiando la relación entre los productos lácteos y el desarrollo del asma, y en este caso los fisiopatólogos especulan con la idea de que la tendencia moderna de sustituir las grasas de los productos lácteos por grasas poliinsaturadas favorece la aparición de más casos de asma, aunque estos datos no han sido suficientemente contrastados Este ejemplo nos muestra que ningún alimento es bueno ni malo de por sí: las grasas que eran "malas" cardiovascularmente parece ahora que "protegen" contra la aparición del asma...



Cuando se produce una crisis asmática, los bronquios segregan gran cantidad de mucosidad que dificulta aún más la respiración. Una buena hidratación será esencial para que se fluidifique el moco y sea expulsado con mayor facilidad. 


Algo que sí está más que comprobado es que una alimentación deficitaria va ligada a un aumento en la prevalencia del asma (como de tantas otras patologías) por lo que concluiremos que, desde el punto de vista de la nutrición, una alimentación sana rica en omega 3 y productos frescos, una  hidratación adecuada y una correcta identificación de posibles alergias alimentarias  ayudarán a que el asmático pueda desarrollar una vida completa, activa y feliz.












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