Tener colesterol NO es malo

Cuando hablamos de colesterol, algunas de las frases más repetidas en mi consulta de nutrición son "estoy preocupado porque tengo colesterol" , "el médico me ha encontrado colesterol y no como grasas" o "estoy tranquila porque en mi familia nunca hemos tenido colesterol"...

Ya sé, ya sé... se refieren a un  "exceso de colesterol" porque, por suerte, todos tenemos y producimos esta sustancia que, no sé si sabréis, es esencial para nuestra vida.

¿Quieres saber más sobre el colesterol?

Ni  Jocker o Hannibal Lecter, ni Freddy Krueger o Lord Voldemort , ni siquiera Darth Vader..., si hay un villano que nos asusta de verdad es ¡el colesterol! 

Suele ser  lo primero que buscamos cuando nos entregan los resultados de una analítica: el temido asterisco que avisa de que el enemigo se ha hecho fuerte en nuestro organismo... Sin embargo, todo este temor no se corresponde luego con las medidas que tomamos a la hora de controlarlo; preferimos que el médico nos recete algún medicamento a hacer los cambios necesarios para que nuestro propio cuerpo regule el exceso de grasas en sangre. Son las contradicciones propias del ser humano... con razón se dice que "el sentido común es el menos común de los sentidos"...

En cuanto al título de este post, de ninguna manera quiero minimizar la importancia de controlar los valores de colesterol, sólo quiero romper una lanza (aunque sea pequeñita) a favor de esta sustancia grasosa del grupo de los esteroles recordando que una cierta cantidad de colesterol en sangre es necesaria para la existencia de la vida. Así, el colesterol realiza en nuestro organismo importantes funciones como:

  • Ser un elemento esencial de la estructura de las membranas celulares
  • Ser precursor de la vitamina D, esencial para el metabolismo del calcio
  • Ser necesario para la formación de las hormonas sexuales (progesterona, estrógenos y testosterona) y de las hormonas corticoesteroidales (cortisol y aldosterona).
  • Ser precursor de las sales biliares,esenciales para la absorción de algunos lípidos y, curiosamente, la principal vía de excreción de colesterol del organismo
Estarás entonces de acuerdo conmigo en que tener colesterol NO es malo, todos lo tenemos y lo necesitamos, lo malo es tener un exceso de colesterol en sangre y, aún así, deberemos desglosar este colesterol total en los llamados "colesterol bueno" y "colesterol malo"


Pero, vayamos más allá: ¿existen dos colesteroles: el  bueno y el  malo?

No exactamente; el colesterol es el mismo, lo que varía es la lipoproteína a la que se une para ser transportado por la sangre (al ser una sustancia lipídica no puede hacerlo de otra manera). Las lipoproteínas de baja densidad o LDL tienen como misión transportar el colesterol hacia todas las células del organismo, mientras que las lipoproteínas de alta densidad o HDL transportan el colesterol de los tejidos hacia el hígado para que sea eliminado. Por ello, se denomina al LDL "colesterol malo" y al HDL "colesterol bueno".

Se ha demostrado que niveles altos de LDL en sangre están estrechamente relacionados con el riesgo de sufrir un infarto de miocardio; por el contrario, los HDL ejercen un papel cardioprotector. El objetivo será por tanto intentar que disminuya el LDL y aumente el HDL.


Como vemos en este breve video, cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el exceso se puede depositar en la pared de la arteria formando placas de ateroma que producen un progresivo estrechamiento de la misma. Un gran peligro de las placas de ateroma es que, además de obstruir la arteria, se pueden fragmentar, originando trombos que pasan a la circulación sanguínea y suelen dar lugar a problemas graves como los ictus.

¿Deberíamos entonces consumir alimentos ricos en colesterol para garantizar que se realizan sus importantes funciones fisiológicas?

No es necesario; nuestro organismo fabrica el colesterol que necesitamos, principalmente en el hígado. Existen personas predispuestas genéticamente a fabricar más colesterol que la media y presentan por tanto un colesterol elevado en sangre sin que sea consecuencia de un factor externo. Aunque este condicionante genético no puedan cambiarlo, deberán estar muy pendientes de no sumar más colesterol proveniente de otras fuentes.

El hígado produce colesterol que se suma al que consumimos en la dieta

Para evitar que nuestros niveles de colesterol en sangre alcancen valores poco recomendables (por encima de 200 mg/dl) y que el balance HDL/LDL sea saludable, no sólo tendremos que limitar su consumo en la dieta, sino que habrá que controlar todos aquellos factores que favorecen el aumento del LDL y/o la disminución del HDL como son:


  • Los malos hábitos dietéticos, no solo referentes al consumo de grasas perjudiciales (saturadas y trans) sino también a un exceso en la dieta de hidratos de carbono, sobre todo los de índice glicémico alto (principalmente harinas y azúcares refinados y sus derivados).
  • La vida sedentaria: se ha publicado en diferentes medios científicos, entre ellos en The New England Journal of Medicine y en Archives of Internal Medicine, que el ejercicio físico reduce el LDL o "colesterol malo" y aumenta el HDL o "colesterol bueno" aunque no lleve aparejada una disminución en el peso, siendo los ejercicios aeróbicos como caminar a buen ritmo, correr, nadar, bailar,... los mejores para conseguir estos fines. Así que, aunque estés en tu peso, ¡anímate a hacer ejercicio!
  • La obesidad: la relación entre la obesidad y el colesterol es como la pescadilla que se muerde la cola ya que, por una parte, los dos factores anteriormente enumerados que favorecen el aumento del colesterol también derivan en obesidad y, por otra, diversos estudios han concluido que en las personas obesas se elevan los niveles de LDL debido a su propio exceso de grasa corporal.
  • El tabaquismo: Las toxinas del tabaco modifican el comportamiento de las moléculas de colesterol dentro del vaso sanguíneo favoreciendo su acumulación para formar placas de ateroma y causar así la obstrucción de las arterias. Abandonar este hábito no sólo disminuye este riesgo, sino que además se ha demostrado que dejar de fumar aumenta los niveles de colesterol bueno en la sangre... ¡doble beneficio!
  • El estrés, además de sus múltiples perjuicios sobre nuestra salud, también aumenta el colesterol. En una situación de estrés, el hígado libera al torrente sanguíneo una mayor cantidad de LDL para que transporte grasas (=energía) a los tejidos por si pudieran ser necesarias para afrontar una supuesta situación de emergencia (el hígado no "sabe" si nos persigue un león o si nos llama el jefe a su despacho...). Como no consumiremos esa grasa, pues en realidad no existe tal situación de peligro para la vida, aumenta el colesterol  circulante en sangre.

Colesterol bueno y malo
Así que ya conoces cinco factores a evitar si quieres mantener a raya tu colesterol. Parece fácil sobre el papel, pero la verdad es que son cinco grandes frentes en los que luchar para ganar esta guerra. Si te parece, en el próximo artículo veremos cómo enfrentarnos a una de las batallas: alimentos "buenos y malos" para controlar los lípidos en sangre.

¿Te lo vas a perder?



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