Para muchos empiezan las ansiadas vacaciones de verano; unos días (con suerte un mes) para desconectar del trabajo, disfrutar de familia y amigos y olvidarnos en lo posible de problemas y preocupaciones.
Pero... ¿tenemos que olvidar también los buenos hábitos adquiridos durante estos meses y echar por tierra los resultados conseguidos?
Rotundamente ¡NO!