¿Comer de todo?

 Cuántas veces hemos oído decir que “hay que comer de todo”, pero… ¿de verdad crees que hay que comer de todo?

Teniendo en cuenta el nivel de procesamiento y manipulación que sufren muchos de los alimentos que tenemos a nuestra disposición hoy en día, ese consabido “comer de todo” puede convertirse en algo contraproducente e incluso perjudicial para nuestra salud.


Parece entonces  que no  es válido el consejo, aunque podríamos salvar  la conocida recomendación añadiendo un par de palabras, porque lo que sí es cierto es que hay que comer “de todos los nutrientes”: macronutrientes (agua, proteínas, hidratos de carbono y grasas) y micronutrientes (vitaminas y sales minerales).

El problema es que, como todos sabemos, podemos aportar estos nutrientes a nuestro organismo a partir de muy diferentes alimentos, y para complicar más el tema, no todas las proteínas, grasas e hidratos de carbono son iguales.

¿Cuáles serían entonces esos alimentos totalmente prescindibles para una dieta sana y que podríamos excluir de ese gran “todo” de nuestra frase protagonista? He aquí algunos ejemplos:


·    Aperitivos fritos (patatas chips, gusanitos, cortezas, nachos,…). Son alimentos con una gran concentración de grasas, en su mayoría trans (aceites vegetales parcialmente hidrogenados que adquieren así los efectos nocivos de las grasas saturadas), y un alto aporte de calorías. De hecho, son tantas las calorías que ingerimos con 100 gr. de estos aperitivos que pueden equivaler en aporte energético a un contundente primer plato (pasta, arroz, legumbres) que nos saciaría más y, sobre todo, nos aportaría más nutrientes.

Pero no por eso hay que renunciar al aperitivo, que puede ser un buen recurso para evitar los picos de glucemia durante el día, pero eligiendo opciones más saludables como unas aceitunas, una latita de berberechos o mejillones  o unos frutos secos al natural. Afortunadamente, son muchas las empresas alimentarias que, conscientes del problema, ya han empezado a trabajar en la elaboración de determinados productos de carácter saludable que sean atractivos para el consumidor, como los chips de frutas y verduras.


·     Refrescos gasificados. Nos estamos acostumbrando a beber continuamente refrescos, cuando hace unos años este consumo era mucho más esporádico y se limitaba a reuniones o celebraciones. En una sola lata de refresco podemos ingerir entre 6 y 8 terrones de azúcar sin que nos aporte ningún otro nutriente. A esto hay que sumar el perjuicio que produce al organismo por el consiguiente estrés del páncreas, que debe descargar rápidamente la  insulina suficiente para rebajar los niveles de azúcar en sangre. Los investigadores coinciden en que este proceso repetido es una de las causas que llevan a largo plazo a padecer el llamado síndrome metabólico.  Lo grave es que somos muy poco conscientes de esta desmesurada ingesta de azúcar, como nos muestra este ilustrativo video del Departamento de Salud de Nueva York.

Por supuesto, podríamos consumir refrescos light que no contienen azúcar sino edulcorantes artificiales y, ciertamente, son mejor opción que los anteriores, pero se mantiene el problema del ácido fosfórico de las bebidas gaseosas (descalcificación ósea), del que ya hablaremos en otra ocasión.

También habrá tiempo de discutir recientes investigaciones que defienden que los edulcorantes “engañan” al organismo que sigue produciendo descarga innecesaria de insulina al notar el sabor dulce.
¿El mejor sustituto como bebida habitual? Sin duda, el agua.


·      Bollería industrial: Poco bueno se puede decir de ella desde el punto de vista nutricional, desde el organoléptico seguro que hay opiniones más favorables ¿verdad? Sin embargo, no compensan la gran cantidad de grasas hidrogenadas (trans) y azúcares que consumimos con una pequeña porción. Como sustituto…la bollería casera. Un bizcocho casero se hace rápido y fácil y tenemos la certeza de los ingredientes que lleva y ¿qué decir de “armarse de valor” e invitar a los niños a que preparen con nosotros unas galletas o unas magdalenas caseras? Divertido y nutritivo…doblemente saludable.

·      Golosinas. Cóctel de azúcar y aditivos  que no aporta nada, nutricionalmente hablando, aparte de las abundantes calorías derivadas de su principal ingrediente. Además, muchas de ellas se venden a granel y sin envoltorio, con lo que no sólo desconocemos su composición sino que además sus condiciones higiénicas tampoco están garantizadas.
 Como sustitutivo, algo bastante dulce pero más sano son las frutas desecadas y siempre contamos con las golosinas sin azúcar (aunque sin perder de vista el resto de ingredientes). De todas formas es aconsejable que el consumo de golosinas sea siempre esporádico.

Bueno, no sé si os he convencido de por qué no debemos "comer de todo", lo cual no quiere decir que no podamos consumir estos alimentos esporádicamente, siempre que no nos lo impida algún problema de salud. Reconozcamos también que “son todos los que están pero no están todos los que son”…se quedan en el tintero, o en este caso mejor en la despensa, las comidas precocinadas, las bebidas alcohólicas, las margarinas,… y una larga lista de alimentos que hay que conocer para poner en la balanza lo bueno y lo malo que nos aportan nutricionalmente y así poder elegir con conocimiento si incluirlos o no en nuestra dieta. Nos conformamos por ahora con intentar disminuir el consumo de estos cuatro grupos de alimentos sin que esto suponga no comer, sino sustituirlos por opciones más saludables.

Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿Creéis que hay que comer de todo?




5 comentarios :

Anónimo dijo...

Buenas, ¿algún consejo para q los niños coman de todo? Vamos, de todo lo bueno, pq ellos lo que prefieren es precisamente la bollería, las chuches y las patatas fritas... Por mucho que les hablemos de las grasas... si tú les daas a elegir entre un plato de lentejas y unos nuggets precocinados...

Cris dijo...

Hola
Te diré que yo soy de esas madres que "no dan a elegir" a los niños ;) , sobre todo si a su salud se refiere. Es mejor acostumbrarlos bien desde pequeños explicándoles de manera sencilla por qué unos alimentos son mejor que otros pero sin necesitar "su permiso" para que la merienda sea un bocadillo y no un dulce. Tampoco se les debe prohibir drásticamente el consumo de estos alimentos, por ejemplo cuando el niño va a una celebración con sus amiguitos, pero en casa es más fácil controlar la situación teniendo sólo las opciones saludables para que adquiera buenos hábitos sin sentirse frustrado.
Un saludo

Anónimo dijo...

Sí, supongo que lo mejor es no prohibirles nada. Pero es superdifícil no caer en comprarles el bolsón de chuches cuando a todos sus amigos de los se lo han comprado... es ir un poco en contracorriente, y un niños chico eso no lo entiende, claro. Gracias por los consejos!

Harry C. dijo...

Me gustó el artículo. Pero al final me creaste una duda nueva: Hablas de 'cargarse' las margarinas.... ¿Mejor mantequilla que margarina? ¿Las aparco las dos? ¿Qúe le pongo a las tostadas :-) ?

Cris dijo...

Hola Harry C
Yo antes que mantequilla o margarina, me decantaría por el aceite de oliva...pero si no puedes pasar sin ellas, lo mejor es que leas bien las etiquetas antes de comprar.
Como todos sabemos, la mantequilla procede de la leche y contiene grasas saturadas, que son perjudiciales. Las margarinas, teóricamente, están hechas de aceites vegetales, pero para que estos aceites sean "untables", se hidrogenan estas grasas insaturadas convirtiéndolas en saturadas.
Lo importante entonces es elegir margarinas que indiquen que no contienen grasas hidrogenadas. Incluso hay margarinas sin grasas hidrogenadas y con fitoesteroles, para evitar la absorción del colesterol.
Espero haberte ayudado

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