Desde el Neolítico, cuando el hombre pasó de una vida nómada a sedentaria y se convirtió en agricultor y ganadero, la sal adquirió un valor muy importante, primero como conservante de los alimentos y más tarde como condimento. Ya en la época de los romanos era un producto muy preciado, tanto es así que los soldados recibían parte de su paga en sal (de aquí deriva la palabra "salario"), los griegos intercambiaban esclavos por sal y, en la Edad Media, los señores feudales se hicieron con el control de las salinas imponiendo elevados impuestos a su uso, que era imprescindible para conservar carnes y pescados.
Esta relevancia se refleja incluso en el lenguaje y, así, a una persona con gracia la llamamos "salada" o decimos que "tiene salero"y, en caso contrario, la tildamos de "sosa". Y ¿qué decimos de lo que nos alegra, es agradable o estimulante? Claro, que es ¡la sal de la vida!...
La sal ha venido a convertirse en un ingrediente imprescindible de nuestros platos y del que abusamos en muchas ocasiones con el riesgo cardiovascular que ello conlleva. Pero hoy vamos a aprender cómo podemos saborear la vida sin necesidad de tanta sal ¿Te apuntas?
Esta relevancia se refleja incluso en el lenguaje y, así, a una persona con gracia la llamamos "salada" o decimos que "tiene salero"y, en caso contrario, la tildamos de "sosa". Y ¿qué decimos de lo que nos alegra, es agradable o estimulante? Claro, que es ¡la sal de la vida!...
La sal ha venido a convertirse en un ingrediente imprescindible de nuestros platos y del que abusamos en muchas ocasiones con el riesgo cardiovascular que ello conlleva. Pero hoy vamos a aprender cómo podemos saborear la vida sin necesidad de tanta sal ¿Te apuntas?
Hoy día, la sal se ha convertido en el condimento por excelencia y su consumo por parte de la población supera con mucho las recomendaciones de las autoridades sanitarias, con el consiguiente riesgo para la salud, sobre todo a nivel cardiovascular, que esto trae consigo. Así, en España se ha calculado que consumimos unos 10-12 gr de sal al día, el doble de la cantidad máxima recomendada por la Organización Mundial de la salud.
Por tanto, a todos nos viene bien disminuir su consumo, aunque muchas veces necesitamos llegar al punto en que nuestro médico prácticamente nos la prohíba para empezar a adoptar hábitos más saludables a este respecto.Cuando llega ese momento, nos sentimos un poco perdidos; nos parece que nada "tiene sabor" si no lleva sal, cuando lo que va a ocurrir es justamente todo lo contrario, ya que a medida que vayamos eliminando la sal añadida de nuestra dieta (no olvidemos que muchos alimentos por sí mismos ya la contienen) iremos descubriendo los verdaderos sabores y matices que hasta ahora habían estado enmascarados por ese condimento que considerábamos imprescindible añadir a nuestros platos.
Ya hablamos en un artículo anterior de la sal escondida en los alimentos y de lo alerta que debíamos estar si necesitábamos reducir su consumo, ya que no siempre el etiquetado estaba todo lo claro que debería. Aconsejábamos vigilar el consumo de alimentos procesados, comidas preparadas, productos de establecimientos de comida rápida, conservas, enlatados, embutidos y aperitivos.
Entonces, ¿qué puedo comer?
Veamos en esta tabla resumen los alimentos aconsejados y aquellos que debemos evitar:
Alimentos para una dieta baja en sal
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Grupo de alimentos
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Alimentos permitidos
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Alimentos a evitar
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Cereales y derivados
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Pan y biscotes sin sal.
Galletas Pastas Arroz. Patatas. Cereales de desayuno. Repostería casera sin adición de sal en su elaboración. |
Pan y biscotes con sal.
Levadura. Bollería y bizcochos Patatas fritas en bolsa, aperitivos. Productos precocinados elaborados con cereales |
Verduras y hortalizas
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Verduras
frescas y congeladas (ver etiqueta)
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Verduras y hortalizas
en conserva, enlatadas o preparados de verduras congelados
Sopas de verdura deshidratadas o en tetra brick |
Legumbres |
Judías,
lentejas, garbanzos.
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Frutas y frutos secos
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Todas las frutas
frescas
Frutos
secos: almendra tostada, castaña, pistachos,
Uvas
pasas, ciruelas secas, higos secos |
Frutas en conserva.
Zumos de fruta
envasados.
Aceitunas
Frutos secos
salados: almendras, cacahuetes, avellanas, maíz frito, etc. |
Carnes y huevos
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Todo tipo de carnes
magras frescas.
Embutidos sin sal
Huevos. |
Carnes saladas o
ahumadas: beicon, tocino, salchichas.
Precocinados y congelados, con carne como,
canelones, pizzas, croquetas.
Embutidos en general:
salchichón, chorizo, mortadela, jamón serrano.
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Pescados y mariscos
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Pescados
magros, frescos. |
Pescados salados o
ahumados: salmón bacalao.
Productos en conserva:
anchoas, arenques, sardina, boquerón.
Productos precocinados
de pescado.
Mariscos en
general: calamar, pulpo, mejillón, chirla, navajas, ostras, almejas, cigalas,
gambas, cangrejos. Huevas de pescado (Caviar o sucedáneo). |
Leche y derivados
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Leche, yogures, cuajada. Postres lácteos (natillas, flan), helados.
Quesos no
grasos: Burgos , fresco sin salNata líquida y montada. |
Quesos grasos.
Quesos duros y fermentados
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Grasas
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Aceite
de semillas: girasol, oliva. Mantequilla y margarina sin sal.
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Mantequilla
con sal.
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Otros
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Agua débilmente
mineralizada. Zumos naturales.
Licores*, gaseosas*,
vinos de mesa*.
Bebidas
refrescantes azucaradas (tipo cola, naranja, limón).* |
Agua mineral con gas,
soda. Bebidas alcohólicas. Bebidas isotónicas
Todos los condimentos con sal en su composición. Sal de apio,
cubitos de caldo, aderezos comerciales. Bicarbonato sódico. Mayonesa,
kepchup, salsas preparadas.
Aditivos y
conservantes con sodio. |
*
Consumir con moderación.
** No debe utilizarse sal de mesa, de cocina, sal marina , sal yodada ni sales dietéticas en la elaboración de los platos. |
Fuente: Fisterra
¿Y las "sales dietéticas"?
Existen las llamadas "sales sin sodio", sucedáneos de la sal que se venden como "aptos para hipertensos", con los que hay que tener mucha precaución y consultar a nuestro médico antes de utilizarlos, ya que en ellos se sustituye el sodio de la sal común (cloruro sódico) por otros minerales como potasio y calcio, cuyo exceso también puede ser perjudicial según la patología que padezcamos. También existen sales dietéticas "bajas en sodio" donde se añaden hierbas aromáticas pero no se elimina completamente este elemento. Por su parte, la sal marina sigue siendo en más de un 80% cloruro sódico, pero es más rica en oligoelementos como el flúor.
En la práctica, ¿qué puedo hacer?
Desde mi punto de vista, la mejor opción es aprender a comer sin o con poca sal, según nos aconseje el médico, teniendo en cuenta que la segunda opción nos viene bien a todos y que los alimentos en su forma natural, llevan sal en mayor o menor medida. Vayamos a lo práctico y veamos algunas opciones para condimentar nuestros platos:
- Aceite: unas gotas de aceite de oliva virgen dan un sabor exquisito a muchos platos sin necesidad de añadir sal. Incluso, el aceite puede estar aromatizado con otros ingredientes como ajo, hierbas,...
- Vinagre: tanto para aliños como para marinados, es un ingrediente que condimenta y aromatiza los platos aportándoles sabores de lo más variados según el tipo de vinagre que escojamos: de manzana, de vino blanco, de vino tinto, de Jerez, de Módena, de hierbas, de ajo, de especias,....
- Frutas: los cítricos como limón, naranja y pomelo aportan sabor a los alimentos, ya sea en marinado o tras cocinarlos.
- Verduras: cebolla, puerro, ajo, ...
- Vinos y licores que añadiremos durante la cocción
- Semillas como sésamo, anís y ajonjolí para panes y galletas. El sésamo también riquísimo en ensaladas.
- Especias: pimienta (adobos, guisos), pimentón (estofados, sopas salsas), nuez moscada (salsa con leche, bechamel, croquetas), curry (carnes, pescados, arroces, pastas, verduras), ...
- Hierbas aromáticas: hinojo (sabor anisado para sopas, verduras y pescados), perejil (carnes, pescados, guisos), laurel (estofados), albahaca y orégano (pastas y ensaladas), romero y tomillo (carnes, pescados, adobos), estragón y enebro (pescados, salsas y aliños), menta (ensalada de pepino, salsa de yogur, sopas),...
Como ves, hay muchísimas formas de sustituir la sal de las comidas. Es cierto que no será lo mismo, pero tampoco tiene por qué ser peor; descubrirás sabores nuevos (estoy segura de que algunos de estos condimentos aún no los has probado) y saldrá ganando tu salud... ¿Qué más puedes pedir?
Si quieres calcular de una forma amena la sal que consumes al día pincha en este enlace y verás lo fácil que es llegar a los 5 gr de sal al día que recomienda la OMS
Si quieres calcular de una forma amena la sal que consumes al día pincha en este enlace y verás lo fácil que es llegar a los 5 gr de sal al día que recomienda la OMS
1 comentario :
Hola Cristina, soy Carlos M. Después de varios días de viaje y ausencia de mi casa (no tengo portátil)ya retomo tu página (pertmítme que te tutee). Me sigue gustando mucho. Enhorabuena. Carlos.
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